Lo confieso I: estoy leyendo el primer tomo de la trilogía Millennium, de Stieg Larsson. Sucumbí a la tentación y la envidia al ver la pasión que despertaba en alguno de mis amigos.
Lo confieso II: tenía un poco de vergüenza de contar que estaba leyendo este libro trivial que se me antoja similar a El Código da Vinci, que también leí pero en aquel entonces con una excusa poderosa: estaba convaleciente de una hepatitis que me tenía fatalmente aburrido. Pero ahora, hombre ocupado y serio... ¿cómo justificar semejante distracción en una "novelucha" cuyo único mérito parecía haber sido un best seller?
El alivio me lo proporcionó esta mañana el amigo Miguel Clariá y por partida doble: 1) Me contó entusiasmado que está en el tercer volumen de Millenium, mientras le hojeaba una nueva novela de Laura Restrepo que acababa de comprar. Si el Negro Clariá lo lee y lo comenta, yo ya me sentía un poco más aliviado. Pero además, cuando le expresé mi reparo a la calidad de la literatura de Larsson, mi ex Director en el viejo Diario Córdoba me proporcionó la segunda excusa 2) Mario Vargas Llosa -me dijo- escribió una excelente defensa de Millenium en El País.
Sólo preguntarle a Google para que en segundos devorara la crítica del peruano autor de la genial "Travesuras de la niña mala". En un artículo titulado "Lisbeth Salander debe vivir", Vargas Llosa resume: "Si uno toma distancia de la historia que cuentan estas tres novelas y la examina fríamente, se pregunta: ¿cómo he podido creer de manera tan sumisa y beata en tantos hechos inverosímiles, esas coincidencias cinematográficas, esas proezas físicas tan improbables? La verosimilitud está lograda porque el instinto de Stieg Larsson resultaba infalible en adobar cada episodio de detalles realistas, direcciones, lugares, paisajes, que domicilian al lector en una realidad perfectamente reconocible y cotidiana, de manera que toda esa escenografía lastrara de realidad y de verismo el suceso notable, la hazaña prodigiosa. Y porque, desde el comienzo de la novela, hay unas reglas de juego en lo que concierne a la acción que siempre se respetan: en el mundo de Millennium lo extraordinario es lo ordinario, lo inusual lo usual y lo imposible lo posible".
Gracias, chicos. Terminaré pronto el primer tomo y ahora se que correré a buscar el segundo sin el más mínimo rubor.
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2 comentarios:
ayer te iba a contar que estoy leyendo "los hombres que no amaban a las mujeres", pero yo sentí comezón de confesártelo, pero debe ser de pura ignorancia, porque dicen que es un libraso, de todas maneras poy por la pagina 15. Saludos!!!
ahhh! otra cosa, me dijo la vendedora de la librería donde compré el libro que la señorita de las tapas de esta saga es cordobesa, lo sabías? habría que averiguar mas, y no se me ocurre cómo...
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