viernes, octubre 08, 2010

No se muera nunca (Héctor Solasso)



“-Sólo el viento podrá tirarme…

Y no lo hará dos veces”

(Burt Lancaster en “Veracruz”)


Usted se puede morir todos los días, como muchos,

De soledad, de frío, de tristeza

(ya nadie muere de amor desde hace siglos…),

Puede olvidarse respirar de puro distraído,

O ensimismado por las preocupaciones

De esta vida difícil que uno lleva.

Puede, cualquier mañana, decir no me levanto,

O cualquier madrugada gritar yo no me acuesto;

Hay tantas formas de morirse cada día…

A veces solo basta con leer las noticias,

Acordarse del sueldo, las rutinas, las deudas.

Y no vaya a pensar que le pasa a usted sólo,

No, todo lo contrario, es una cosa endémica:

Si alguien dice “ando bien” la gente se le ríe,

No le creen, se burlan, lo aplauden, le hacen rueda…


Pero ojo, que de pronto, así, sin previo aviso

Ni tiempo de asumirse, usted se muere en serio.

Nada de poemita, metáforas ni ritmo,

No señor, nada de eso; digo morir

De enfermedad, de muerte natural o muerte bruta,

Maltrecho, desnutrido o bien por un infarto,

Se queda duro y chau, de verdad y sin cuento.


Ahí es donde realmente empiezan los problemas,

Sin mucha metafísica y sin that is de cuestión;

Si le sucede un viernes o un sábado a la noche

Y si es cierto que los perros mueren solos,

Usted se va a morir más solo que un perro.

Esos días no son para velorios,

Mire si va a salir a encontrar a la gente

Por bares, teatros, cines, persiguiendo el amor

O ejerciendo la noche, tratando de esquivar

Las angustias, la muerte...


El problema es mayor y todo se complica

Si pierde el equilibrio y cae sobre un domingo

Desde el piolín más alto de toda su tristeza;

Se imagina el quilombo un entierro en día lunes,

Justo con la semana que estalla y se despierta

Entre ómnibus repletos, rabia, sueño y apuros,

Café con medias lunas, solcito, primavera,

Portafolios y bancos, documentos y cheques,

Mujeres, guardapolvos, camiones militares,

Y en general, los cines que cambian cartelera…


Y en medio de ese vértigo que hierve, de ese ritmo,

Fíjese qué ocurrencia salir con su cortejo;

Qué gusto de joder dirán algunos,

Cómo se ve, dirán, que a ese le sobra el tiempo…

Ya sé que es doloroso, si no lo tomo a risa,

Pero hasta cierto punto es natural todo eso,

Es lógico que nadie se asombre ni se inmute.

Se ha visto tanto muerto sin flores ni carroza

Que usted no es novedad, más bien estorba,

Altera el orden público saliendo por la calle

Vestido con su traje para entierro;

Piense en las inspectoras tratando de dar paso,

Un réquiem de bocinas y gritos destemplados,

Semáforos en rojo y congestionamientos…


¿Que no tiene la culpa y a cualquiera le llega…?

Nadie se lo discute. Pero mientras aguante

No se deje tirar, no afloje, no se muera.

¿Qué es muy fácil decirlo y en su lugar qué haría…?

Y bueno, qué sé yo… tal vez… si yo pudiera…


Me agarraría con todo a la semana,

Al solcito, al café, a las medias lunas,

A una convicción, a una mujer, a un poema,

Alzaría una lágrima, un beso, una sonrisa

(digo, es un decir, si yo pudiera…),

Sublevaría sueños, velámenes, canciones,

Diría no me rindo y a mí nadie me lleva

Y avanzaría calles gritando como loco;


-¡Morirse es entregarse, claudicar, prostituirse,

La muerte es una puta que con todos se acuesta…!

¡Morirse es desertar, que pongan el cuero otros,

La vida es a mansalva y hay que matar la muerte…!

¡No hay que morirse nunca… defendamos la vida…!

¡La vida… es… a mansalva…! Y hay...

La vida… que…

Matar la…

Muert…